Las colecciones de Alta Costura de Elie Saab son predecibles, pero funcionan. Me explicaré, mucha de la Alta Costura que existe hay que verla, montarla, ver las piezas por separado o pensar cómo quieres que te hagan el talle o la cadera. Con Elie Saab, al igual que con Valentino, no necesitas desmontar nada. La pieza, hecha de manera exquisita y que encaja perfectamente en el resto de la colección está hecha para pedir la talla y llevar a casa, casi como un Prêt-à-porter.
La colección de este año, es del estilo de siempre, con colores pastel como el violeta, el gris o el nude, con pinceladas de rojo (¿Veis las similitudes con Il Maestro?) y un abuso de la pedrería que es de agradecer. No me malinterpretéis, sigue siendo grandiosa y luminosa, y te pondrías cada una de las prendas sin dudarlo (algo que también pasaba con el modisto italiano), pero es más de lo mismo. Algo que a muchos seguidores de la Alta Costura resulta hasta aburrido.
De cualquier forma en esta colección se ven pinceladas de la que desde este blog consideramos la mejor colección del libanés: La Couture Fall de 2007. Una obra maestra de la que ya hablaremos.
En la actualidad y tras varias pasadas, comienzas a apreciar la presencia de más tejidos en las prendas, el uso adecuado de las transparencias, así como el magnífico corte de muchos de los oufits. También hemos visto de nuevo el uso de la capa (¿Cuántas colecciones llevamos ya? ¿Llegará a la gente de a pie esta tendencia?)
Pero la obra maestra de toda la colección es la Mariè. La novia. Una pieza que no encaja con el resto de la colección pero eleva la nota final de toda la colección. El vestido, sacado de algún sueño barroco del diseñador, nos traslada a alguna colección del añorado Lacroix. Es una maravilla en cuanto a la forma y los detalles, y consigue una sonrisa aprobatoria para Elie Saab.
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