La colección presentada ayer por Valentino ha sido una de mis favoritas de París una oda a los pintores flamencos de desde Rembrandt a Delftware donde desfilaron ante nuestros ojos algunos vestidos que sólo se pueden definir como exquisitos.
El negro y el blanco junto al rojo siempre presente y al azul domino el desfile exceptuando un segmento que se lleno de otros colores un pequeño aluvión de colores, vestidos baby doll para el corto con cuellos laser y algunos pantalones para completar los look de día y el plato fuerte como siempre el largo.
Como salidas de un cuadro las modelos desfilaron y nos deslumbraron porque cada vestido parecía una obra de arte y a la par un pequeño tributo porque incluso cuando vemos este Valentino que tan poco parece él... sigue siéndolo y es que esta colección está basada en trabajos anteriores del diseñador una colección aún más más redonda si es que podía serlo.
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